Ferrer Moragues y Arnau d'Horta lo edificaron en 1306 con permiso del señor feudal Guillem Durfort, si bien en 1347 ya lo había comprado la Pia Almoina de la Catedral de Barcelona. Formó parte de Can Puig de les Basses, que posteriormente fue la masía de Can Padrosa. En 1651, se enterraron en la balsa tres muertos de peste. Durante la guerra (1936-39) acogió a refugiados y, a finales de los años sesenta, su interior se aprovechó como garaje de una excavadora. A principios de los setenta, la construcción del colector lo cubrió en parte y, en los ochenta, llegó a funcionar como vertedero. En 1986, la propiedad de los terrenos pasó al Ayuntamiento y, en 1987, quedó incluido en el catálogo de protección del patrimonio. En 2001 una potente intervención arqueológica y de restauración redescubrió la sala de muelas y adecuó el espacio de la entrada.